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La Luna Creciente: Expansión y Crecimiento
La Luna Creciente es la fase que sigue a la Luna Nueva y marca un período de expansión, energía y crecimiento. Representa el momento en el que las semillas plantadas en la fase anterior comienzan a germinar, tanto en el plano físico como en el espiritual. Es una etapa de acción, de impulso y de fortalecimiento de las intenciones.
En la astrología interdimensional, la Luna Creciente simboliza el esfuerzo consciente para manifestar lo que hemos proyectado en la Luna Nueva. Es el instante de salir de la introspección y comenzar a materializar los cambios, tomando decisiones y avanzando con determinación.
Uso Ancestral de la Luna Creciente
Las civilizaciones antiguas comprendían que la Luna Creciente era el tiempo idóneo para el crecimiento y fortalecimiento en todas las áreas de la vida. Por ello, esta fase lunar era utilizada para:
- Cultivar y cuidar los sembrados: se creía que las plantas crecían con más fuerza si eran sembradas en Luna Nueva y cuidadas durante la Luna Creciente.
- Emprender nuevos proyectos: era un momento propicio para iniciar construcciones, viajes y cualquier empresa que requiriera expansión.
- Fortalecimiento físico y energético: los rituales de vigor y protección se realizaban bajo esta fase, buscando potenciar la energía personal.
- Iniciar aprendizajes: muchas escuelas filosóficas y espirituales consideraban este período como ideal para absorber conocimientos y expandir la mente.
La Luna Creciente en la Astrología Interdimensional
Desde la visión de la Astrología Interdimensional, la Luna Creciente nos recuerda que, aunque sembramos nuestras intenciones en la oscuridad de la Luna Nueva, es en esta fase cuando debemos trabajar con esfuerzo para hacerlas crecer. Es una etapa en la que se activan nuestras capacidades de creación y manifestación, pero también nos exige compromiso y perseverancia.
La energía de la Luna Creciente nos enseña que el éxito no viene solo de la intención, sino del esfuerzo consciente para manifestarlo. Nos desafía a salir de la comodidad y dar los pasos necesarios hacia nuestra evolución.
Conocer el cielo es conocerte a ti mismo. La Luna es tu reflejo más íntimo. Y cuando aprendes a leerla desde la mirada correcta, descubres que la verdadera luz no está en el cielo, sino dentro de ti.